El Domaine d’Henri nace del legado de la familia Laroche, viticultores en Chablis desde el siglo XVII. Fundado por Michel Laroche, tras 40 años al frente de una gran casa, el dominio retoma una visión íntima y artesanal del vino. Sus cuvées reflejan el alma del terroir chablisien: pureza, tensión y elegancia mineral.

En el sur de Borgoña, Christophe Cordier firma vinos vibrantes y llenos de carácter, nacidos de viñas viejas cultivadas con esmero. En su dominio familiar, combina precisión enológica con una obsesión por la madurez perfecta y la expresión pura del suelo. Sus blancos, esculpidos y generosos, revelan toda la riqueza de Mâconnais y Pouilly-Fuissé.

Ubicado en el corazón de Châteauneuf-du-Pape, Le Clos du Caillou es una de las fincas más emblemáticas del Ródano Sur. Fundada en los años 50 y dirigida hoy por Sylvie Vacheron y su familia, la bodega se distingue por su filosofía biodinámica y su profundo respeto por el terruño: suelos de safres, arenas y cantos rodados.

Maison Ventenac se encuentra en el corazón de la DO Cabardes, la zona mas occidental del Languedoc. Un clima inusual, entre influencias mediterráneas y atlánticas. Fundada en 1973 por la familia Maurel, hoy en día está en manos de la tercera generación familiar: Stéphanie Maurel y su esposo Olivier Ramé tomaron el relevo en 2010, aportando una visión moderna y una orientación hacia la viticultura sostenible.

Domaine Gayda, ubicada cerca de Carcassonne, combina terroirs excepcionales del Languedoc y Roussillon con una viticultura ecológica certificada. Con un enfoque innovador, elabora vinos de identidad marcada, como el icónico Chemin de Moscou. Tradición, modernidad y respeto por la tierra definen su estilo.

Domaine de la Préceptorie, en Saint‑Paul‑de‑Fenouillet (Roussillon), es un proyecto familiar de la familia Parcé, gestionado hoy por Marc, Augustin y Vincent. Sus 30 ha de viñedo, en suelos de pizarra y arcillo-calcáreos, rinden vinos elegantes y concentrados, como el Coume Marie.

Clos La Coutale, situado en el corazón de Cahors, es uno de los grandes referentes históricos de la denominación. Con cerca de 100 hectáreas en las terrazas del Lot, la finca combina suelos de gravas y calizas plantadas al 90% de Malbec. Su estilo se caracteriza por unir la tradición de la región —vinos profundos, de carácter— con una visión contemporánea con mayor finura y accesibilidad. La Coutale encarna así el equilibrio entre la herencia de Cahors y la renovación que impulsa la nueva generación.

Adquirido en 2004 por Vincent Mulliez, Chateau de Gironville se situa en Macau en el Haut-Médoc. Es un Cru Bourgeois con viñedos plantados sobre gravas finas que reciben la influencia refrescante del Atlántico y la Gironda. La certificación HVE garantiza prácticas vitivinícolas responsables. Es conocido por ser un Haut-Médoc elegante, lleno de finura y reflejo auténtico de su terroir.

Château Pédesclaux, 5º Grand Cru Classé en Pauillac, combina más de 46 ha sobre gravas profundas y suelos calcáreos, justo al lado de Mouton y Lafite. Adquirido en 2009 por la familia Lorenzetti, ha sido totalmente renovado: viñedos en conversión bio, bodega de gravedad diseñada por Wilmotte y vinificación parcelaria en 58 tanques.

Château d’Arsac, uno de los dominios más antiguos del Médoc, se remonta al siglo XII y fue propiedad de Thomas de Montaigne, hermano del filósofo Michel de Montaigne. En 1986, Philippe Raoux adquirió la finca, restaurándola y ampliando el viñedo a 108 ha, de las cuales 54 ha están en la AOC Margaux y 50 ha en Haut-Médoc.

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Château Fonbel, situado en la llanura de Saint‑Émilion y gestionado por la familia Vauthier (propietarios también de Château Ausone), destaca por su estilo elegante y accesible dentro de los Grand Cru. Sus 16 ha de viñedo en suelos arenoso‑gravas colindantes con Ausone garantizan frescura y finura. Château Fonbel es, en definitiva, una excelente alternativa de estilo refinado y perfil moderno, heredero del saber hacer de Ausone.

Celler ERAVi es una bodega familiar del Alt Camp, la bodega mas sureña del Penedes, que cultiva sus viñedos entre 400 y 500 m de altitud bajo criterios biodinámicos. Kiko y Carles recuperaron la finca familiar, en el Mas d’en Palau, rescataron patrimonio tanto arquitectónico como viñatero y elaboran vinos sinceros y de pequeña producción.